Personalmente, estoy de acuerdo con la desacralización de todos los discursos y las instituciones y, en especial, de los asociados a las dinámicas de poder. En ese sentido, la desacralización de la historia me parece algo que se debe fomentar. Pero, por favor, no confundamos eso con la trivialización de nuestra historia patria.
Y eso (trivializar nuestro pasado y, por ende, nuestro presente), en mi opinión, es lo que ha hecho la Secretaría de Gobernación (Segob).
Pongamos las cosas en conexto: la Segob ha publicado (en medios impresos y electrónicos) un Calenadrio cívico que en 2010 está etiquetado “México 200 años”. Este calendario se encuentra disponible en la página de la Segob y también se ha hecho llegar, por medio de la Secretaría de Educación Pública (SEP), a las escuelas, donde, además, se ha dado la indicación de trabajar con él en diversas asignaturas.
Por ejemplo, en Secundaria se tienen que copiar estas efemérides al cuaderno en clases de Orientación y tutoría, una asignatura destinada a atender las necesidades de los alumnos (no las de los programas burocráticos), como problemas afectivos, conflictos entre ellos o con los profesores, dificultades con las asignaturas. En lugar de eso, se utiliza para difundir estas efemérides patrias seleccionadas en la Segob.
Dejemos de lado el sisnsentido pedagógico de obligar a los alumnos a copiar fechas en su cuaderno; olvidemos la contradicción entre esas labores y el enfoque por competencias adoptado por la SEP; cerremos los ojos al problema de su inserción en Orientación y Tutoría.
Quedémonos sólo con el calendario mismo. Échenle un ojito; para ello pueden hacer clic aquí. Revisen qué celebramos el 18 de agosto: natalicio del pintor Juan Soriano (1920) y expedición de la primera Ley Federal del Trabajo (1931).
Vamos ahora al 17 de febrero: se inaugura el edificio de la Oficina Central de Correos (1907) y natalicio de Vicente Fernández, “actor y cantante de la música ranchera” (¿“la música ranchera”? ¿Sólo hay una, la de él?).
¿El nacimiento de Vicente Fernández (sin negar sus méritos en la industria del entretenimiento) es un hecho histórico relevante, digno de efemérides y de obligar a los alumnos a anotarlo en sus cuadernos? ¿Es igual de relevante que el nacimiento de Juan Soriano, la Ley Federal del Trabajo, la Oficina Central de Correos (precioso edificio, por cierto), la expropiación petrolera (18 de marzo), el natalicio de Emiliano Zapata o la promulgación de la Constitución?
Ahora digan si me he equivocado en mi apreciación: la Segob (y en su auxilio la SEP) ha trivializado nuestra historia patria, la ha equiparado a chismes del espectáculo. A mí me tiene verdaderamente indignado. Y avergonzado.
Es verdad: cosas peores se han señalado a este Gobierno (al que pertenecen la Segob y la SEP), como por ejemplo la difamación de los muchachos asesinados en Ciudad Juárez, pero todo ello forma parte del mismo discurso y las estrategias de poder a que está asociado. Un poder perverso (en el sentido técnico en psicopatología lo mismo que en el sentido popular) ejercido desde el Estado.
Y eso me preocupa más de lo que me avergüenza o me indigna cada uno de los hechos puntuales que se critican (o no).
18 de febrero de 2010
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